En español, como en todas las lenguas, existe una enorme cantidad de expresiones y de frases hechas. De hecho, tenemos un “género” literario característico emparentado con estas paremias, los “refranes”, muy cercana a los proverbios y a los pensamientos, pero se caracterizan por tener un origen popular. Este tipo de construcciones son tan utilizadas y tan frecuentes que han llegado a caracterizar a personajes literarios, como al famoso compañero de Don Quijote, Sancho Panza, quien las utilizaba constantemente para apoyar sus reflexiones.
Hoy vamos a ver algunas de estas expresiones y nos vamos a centrar en aquellas que comparten la característica común de emplear el nombre de alguna persona y que son de uso bastante común.
Tumbarse a la Bartola.
Después del trabajo, lo que me gusta es llegar a casa y tumbarme a la Bartola.
Esta expresión significa relajarse y no hacer nada más que descansar. No necesariamente implica que uno duerma, incluso que se esté acostado, de lo que se trata es de no hacer nada y descansar.
Tiene su origen en las fechas cercanas al día de San Bartolomé (24 de agosto), cuando van acabando las labores de recolección de las cosechas y los trabajadores podían tomarse algunos días libres.
Como Pedro por su casa.
A los cinco minutos de empezar el trabajo ya estaba yo como Pedro por su casa.
Esta expresión recuerda al hecho histórico de la victoria del rey Pedro I de Aragón, quien consiguió una victoria tan contudente frente a los musulmanes al conquistar los montañosos territorios de Huesca que era como si lo conociera de toda la vida.
Se utiliza cuando queremos decir que alguien se siente muy cómodo en una situación que debería ser nueva para él. Tiene otro significado negativo que es cuando alguien actúa en un lugar como si fuera suyo, cuando no es así.
¿Dónde va Vicente? Donde va la gente.
—¿Qué harás el domingo, vendrás a la fiesta o te quedarás en casa?
—No sé, lo que digan mis amigos.
—Ya, que no sabes qué hacer. ¿Dónde va Vicente…?
—…
En este caso nos encontramos ante un refrán. Este tipo de construcción se caracteriza por estar generalmente formado por dos sentencia paralelas. De hecho, es muy habitual que, cuando las usamos en un conversación, solo digamos la primera parte, ya que son tan conocidas que el resto de los oyente completará el refrán en su cabeza. El tal Vicente parece que no es nadie en particular, sino que se utiliza ese nombre simplemente porque rima con la palabra “gente”.
Este refran se utiliza para querer decir que alguien no tiene criterio propio y que simplemente se deja llevar por lo que hacen o dicen los demás.
Ser de los tiempos de Maricastaña.
Fui a casa de mi abuela y había allí un montón de muebles de los tiempos de Maricastaña.
¿Existió Maricastaña? Pues parece ser que en este caso sí. Se trataba de una mujer gallega que lideró en el siglo XIV una revuelta contra el señor feudal. Ya en el Quijote se utiliza la expresión con el significado de ser muy antigua, igual que otra mucho más conocida, Ser más viejo que Matusalén.
Que si quieres arroz, Catalina.
Le pedí que bajara el volumen de la televisión, pero nada, que si quieres arroz, Catalina.
Esta divertida expresión se utiliza cuando queremos decir que alguien no hace ningún caso a lo que le decimos o le pedimos. Se puede ver una posible explicación a esta curiosa expresión en el siguiente enlace: http://www.yorokobu.es/que-si-quieres-arroz-catalina/
Este repertorio es interminable. Nos dejamos en el tintero muchas otras expresiones, como «Armarse la Marimorena», «Ser más feo que Picio», «No venir ni El Tato», «Por el ineterés te quiero, Andrés», «Talón de Aquiles», «Que lo haga Rita la cantaora»… ¿Conocéis alguna de estas expresiones? ¿Quizá recuerdas alguna otra expresión más que utilice nombres propios? Os animo a compartirlo en los comentarios a esta entrada. No olvidéis pinchar en «Me gusta» y compartirla en vuestras redes sociales.
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